observatorio astronómico nacional
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Por: Elisabeth Amado
Después del “Sabio Garavito”, Colombia no ha tenido más personajes reconocidos en el campo de la astronomía. Algunos profesionales en este campo aseguran que esto ha sido culpa de la falta de inversión para el avance tecnológico, y la poca preocupación del gobierno por incentivar desde la parte académica la vinculación de niños y jóvenes.
A pesar de esto, y con el paso de los años, en el país se han ido creando múltiples grupos independientes de estudio e investigación de los objetos celestes, muchos de estos están conformados por niños de colegios que con sus buenas ideas, han logrado superar la dificultad de no contar con herramientas profesionales.
Para la investigación profesional, el país cuenta aproximadamente con 9 observatorios, entre los que se encuentra el Observatorio Astronómico Nacional (OAN), el cual se construyó el 20 de Agosto de 1803 en la ciudad de Bogotá en la carrera 8 con calle 8, y actualmente se encuentra dentro de las instalaciones de la Universidad Nacional sede Bogotá.
El OAN, fue el primer observatorio de toda América, en él se desarrollaron las reuniones secretas de los criollos conspiradores contra el régimen español. Después del 26 de mayo de 1867 sus instalaciones fueron usadas como cárcel para el presidente Tomas Cipriano de Mosquera, y actualmente dentro de sus instalaciones que están adscritas a la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional de Colombia, se ofrecen programas de especialización y la maestría en astronomía, única maestría de este tipo en todo el país.
Se realizan labores de investigación, docencia y extensión en astrofisica y cosmologia, astronómia galáctica, análisis numérico y simulación en paralelo; se facilitan intercambios para que los estudiantes puedan aplicar fuera del país lo aprendido durante su maestría, y para que expongan sus proyectos finales. También se han realizado diferentes publicaciones cientificas y académicas por parte del Observatorio Astronomico Nacional, para que tanto jovenes como adultos se informen y puedan hacer sus propias investigaciones.
Por: Elisabeth Amado